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]]>Medita en estos versículos y confía. ¡Recuerda que no estás solo!
Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios.
Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa.
(Isaías 41:10)
¡Qué bueno saber que el Señor no nos abandona! No temas ni te angusties. El Señor te acompaña, te fortalece y te ayuda. Su mano derecha te sostiene firmemente y en él tienes la victoria.
Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios.
Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa.
(Isaías 41:10)
¡Qué bueno saber que el Señor no nos abandona! No temas ni te angusties. El Señor te acompaña, te fortalece y te ayuda. Su mano derecha te sostiene firmemente y en él tienes la victoria.
Pelea la buena batalla de la fe; haz tuya la vida eterna, a la que fuiste llamado y por la cual hiciste aquella admirable declaración de fe delante de muchos testigos.
(1 Timoteo 6:12)
Estamos en una batalla y necesitamos mantener nuestra vista puesta en lo que ya es nuestro: la vida eterna. No permitas que las luchas diarias te distraigan de tal forma que olvides que gracias a tu fe en Jesús, la victoria y la vida eterna son tuyas.
]]>Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestra ayuda segura en momentos de angustia. Por eso, no temeremos aunque se desmorone la tierra y las montañas se hundan en el fondo del mar; aunque rujan y se encrespen sus aguas, y ante su furia retiemblen los montes.
(Salmo 46:1-3)
Recuerda que aun en medio de las situaciones más dolorosas y desconcertantes Dios está contigo. Él te fortalece y no te abandona aunque todo a tu alrededor parezca derrumbarse. ¡Él es tu amparo!
4. Dios renueva tus fuerzas
Aun los jóvenes se cansan, se fatigan, y los muchachos tropiezan y caen; pero los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán.
(Isaías 40:30-31)Sin importar tu edad, eres un ser humano que se agota no solo físicamente sino también en lo emocional y espiritual. Qué lindo saber que si confías en el Señor puedes recibir nuevas fuerzas. El renuevo de fuerzas que el Señor te da no tiene igual. ¡A veces hasta te parecerá que puedes volar!
5. Medita en su palabra, obedece y disfruta su compañía
Recita siempre el libro de la ley y medita en él de día y de noche; cumple con cuidado todo lo que en él está escrito. Así prosperarás y tendrás éxito. Ya te lo he ordenado: ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el Señor tu Dios te acompañará dondequiera que vayas.
(Josué 1:8-9)¡Llena tu mente de la Palabra de Dios! No dejes que los problemas te obsesionen. Medita en las promesas del Padre y obedece su dirección. Verás que al llenar tu mente con sus pensamientos tu actitud cambia y lograrás sentir su compañía y presencia.
6. Podrás resistir si estás preparado
Por lo tanto, pónganse toda la armadura de Dios, para que cuando llegue el día malo puedan resistir hasta el fin con firmeza.
(Efesios 6:13)Dios, en su inmensa sabiduría, nos da todo lo que necesitamos para resistir y vencer en el día malo. Somos nosotros los que debemos aprender a usar las herramientas e indicaciones que él nos dejó en su Palabra. Aprende a usar la armadura de Dios y reclama la autoridad que tienes en él. Así obtendrás la victoria en el día malo.
7. No estás solo
El Señor mismo marchará al frente de ti y estará contigo; nunca te dejará ni te abandonará. No temas ni te desanimes.
(Deuteronomio 31:8)¡Seguro que te anima saber que cuentas con la presencia de Dios! No solo eso, ten la certeza de que en medio de las luchas Dios no se esconde sino que va delante de ti, luchando por ti y junto a ti.
8. Puedes acudir al Señor en cualquier momento
Torre inexpugnable es el nombre del Señor; a ella corren los justos y se ponen a salvo.
(Proverbios 18:10)Cuando la situación es tan desesperante que solo tienes deseos de salir corriendo, ¡corre hacia el Señor! Él es torre fuerte, en sus brazos encontrarás protección y salvación.
9. Él te cuida en todo tiempo y en todo lugar
El Señor es quien te cuida, el Señor es tu sombra protectora.
De día el sol no te hará daño, ni la luna de noche.
El Señor te protegerá; de todo mal protegerá tu vida.
El Señor te cuidará en el hogar y en el camino, desde ahora y para siempre.
(Salmo 121:5-8)Sea de día o de noche y estés donde estés, el Señor te cuida y te protege. No hay lugar en este mundo donde Dios no pueda acompañarte y cuidarte.
10. Aunque tropieces, no caerás
El Señor afirma los pasos del hombre cuando le agrada su modo de vivir; podrá tropezar, pero no caerá, porque el Señor lo sostiene de la mano.
(Salmo 37:23-24)Obedece a Dios y él fortalecerá tu andar. Puede que tropieces, pero si en tu corazón buscas agradarle y te mantienes aferrado a él no caerás porque él te sostendrá.
11. Dios nunca "tira la toalla"
Se me afligía el corazón y se me amargaba el ánimo por mi necedad e ignorancia. ¡Me porté contigo como una bestia! Pero yo siempre estoy contigo, pues tú me sostienes de la mano derecha. Me guías con tu consejo, y más tarde me acogerás en gloria.
(Salmo 73:21-24)
Muchas veces nos machacamos por las necedades que hacemos. Pero recuerda que Dios nunca te deja, él está siempre contigo y te sostiene. Presta atención para que puedas escuchar su consejo. Puedes vivir una vida terrenal satisfactoria y tener la certeza de que estarás eternamente con él.
12. Mantén tus ojos en la meta
Hermanos, no pienso que yo mismo lo haya logrado ya. Más bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús.
(Filipenses 3:13-14)No te enfoques en los errores del pasado. Mira lo que está delante, las metas que Dios pone en tu corazón y la gran meta de la vida eterna con Cristo Jesús. ¡Verás cómo cambia tu perspectiva de la vida!
Escrito por Lisania Meléndez
Uno de los nombres de Dios es YHWH-Rapha, el SEÑOR que sana. Nuestro Dios es Dios sanador. «Yo soy el Señor, que les devuelve la salud» leemos en Éxodo 15:26b. Por eso podemos tener toda confianza cuando acudimos ante él para llevarle nuestras peticiones de salud física, emocional o espiritual.
Cuando Jesús, Dios encarnado, ministraba a las multitudes que le seguían, las sanidades formaban parte esencial de su ministerio. Jesús sanó a muchas personas de una gran variedad de enfermedades, algo que vemos en estos 4 textos bíblicos que hablan sobre el poder sanador de Jesús.
1. Jesús ministró sanidad desde el principio
Jesús recorría toda Galilea, enseñando en las sinagogas, anunciando las buenas nuevas del reino, y sanando toda enfermedad y dolencia entre la gente. Su fama se extendió por toda Siria, y le llevaban todos los que padecían de diversas enfermedades, los que sufrían de dolores graves, los endemoniados, los epilépticos y los paralíticos, y él los sanaba.
(Mateo 4:23-24)
Cuando Jesús comenzó su ministerio público, él no solo se dedicó a enseñar y a anunciar las buenas nuevas del evangelio. Él también sanó todo tipo de enfermedad, dolor, condición física o espiritual. Su ministerio abarcaba tanto esparcir el evangelio como ministrar sanación a los enfermos. Esto lo hizo por toda la región de Galilea y su fama se extendió.
La gente se dio cuenta de que él tenía verdadero poder. Por eso llevaban ante él a las personas afligidas tanto por enfermedades físicas como por la necesidad de liberación espiritual (los endemoniados). Jesús demostró que tiene poder para sanar el cuerpo y para liberar al ser humano de la opresión del maligno.
Reflexión: ¿Hay algo que te aflige hoy? Llévalo en oración ante el Señor Dios, nuestro Salvador. Él siempre tiene algo bueno para ti.
2. Jesús, el Mesías prometido
En Jesús se cumplieron las profecías del Antiguo Testamento sobre el Mesías. Estas anunciaban que el Mesías traería salvación y sanación. En una de ellas, Isaías profetizó sobre lo que sucedería con la llegada del Mesías:
Se abrirán entonces los ojos de los ciegos y se destaparán los oídos de los sordos; saltará el cojo como un ciervo, y gritará de alegría la lengua del mudo. Porque aguas brotarán en el desierto, y torrentes en el sequedal.
(Isaías 35:5-6).
¡Y exactamente eso fue lo que sucedió durante el ministerio de Jesús!
]]>Jesús recorría todos los pueblos y aldeas enseñando en las sinagogas, anunciando las buenas nuevas del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia.
(Mateo 9:35)
Donde quiera que Jesús iba, él proclamaba el mensaje de salvación concediendo la sanidad del alma y sanando también a los enfermos sin importar su enfermedad. En ningún momento Jesús dijo «bueno, esa enfermedad está demasiado avanzada» o «eso es muy difícil». ¡No! Él no dejó que ningún tipo de dolencia, o la gravedad de esta, le intimidaran. ¡Jesús hasta resucitó muertos! (ver por ejemplo, Lucas 7:11-17 y Mateo 9:18-26). ¿Has visto una enfermedad peor que la muerte?
Reflexión: Lleva tus peticiones ante el Señor. No te dejes intimidar por su grandeza o dificultad. Recuerda que sirves al Dios Todopoderoso. Él siempre tiene algo que desea darnos o hacer en medio de cada situación.
3. Las sanidades de Jesús glorificaban a Dios
Jesús no sanaba por sanar o porque anhelaba la fama y el reconocimiento. ¡Cuando Jesús sanaba, la gente alababa a Dios! Vemos que él realizó todo tipo de sanaciones: cojos, ciegos, paralíticos, mudos... hubo bastantes ocasiones en las que él sanó a todos los que vinieron enfermos ante su presencia. Pero él siempre se aseguró de que la gloria fuera para Dios Padre.
Salió Jesús de allí y llegó a orillas del mar de Galilea. Luego subió a la montaña y se sentó. Se le acercaron grandes multitudes que llevaban cojos, ciegos, lisiados, mudos y muchos enfermos más, y los pusieron a sus pies; y él los sanó. La gente se asombraba al ver a los mudos hablar, a los lisiados recobrar la salud, a los cojos andar y a los ciegos ver. Y alababan al Dios de Israel.
(Mateo 15:29-31)
Las multitudes que seguían a Jesús no eran «cristianas» o seguidoras comprometidas con él. Eran todo tipo de personas que vivían en los pueblos. Ellos habían escuchado sobre Jesús y los milagros que él hacía y corrían hacia él. Seguro que algunos ya creían que Jesús era especial y deseaban escuchar sus enseñanzas, pero en su mayoría serían paganos. Sin embargo, luego de ver el poder sanador de Jesús en acción, «alababan al Dios de Israel».
Reflexión: Da siempre la gloria a Dios por su obrar en tu vida y en tus situaciones. Que tus ojos estén siempre fijos en Dios, en su amor y en su compañía. Fortalece tu fe recordando todo lo que él ya ha hecho por ti.
4. El poder fluye cuando nos acercamos a Jesús
La Biblia menciona algunas personas que fueron sanadas con solo tocar el borde del manto de Jesús. ¿Era un manto milagroso? ¡No! El poder milagroso fluía de Jesús y alcanzaba a las personas que se acercaban a él y tocaban su manto buscando la renovación (o la concesión) de salud.
Después de cruzar el lago, desembarcaron en Genesaret. Los habitantes de aquel lugar reconocieron a Jesús y divulgaron la noticia por todos los alrededores. Le llevaban todos los enfermos, suplicándole que les permitiera tocar siquiera el borde de su manto, y quienes lo tocaban quedaban sanos.
(Mateo 14:34-36)Lo interesante es que Jesús permitía que se acercaran a él. Él no obligaba a la gente a mantener la distancia. ¡Todo lo contrario! Los dejaba acercarse y los sanaba. ¡Aprendamos de ellos! Acerquémonos a Jesús con nuestras peticiones, llevemos nuestras enfermedades y dolencias ante él. Él tiene sus brazos abiertos, está dispuesto a recibirnos y a obrar en nosotros.
Reflexión: Busca la presencia del Señor y recibe todo aquello que él quiera darte. Recuerda que su presencia es más que suficiente para renovar tus fuerzas. ¡Deléitate en él!
La misión de la Iglesia hoy
Después de que Jesús resucitó, y antes de subir al cielo, él comisionó a sus discípulos y les dijo lo que esperaba que hicieran. Ellos debían llevar su evangelio, sus buenas nuevas, por toda la tierra. Junto con ese mandato él les dio una seguridad: ellos irían llenos de poder y llevarían a cabo grandes señales en su nombre.
Estas señales acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios; hablarán en nuevas lenguas; tomarán en sus manos serpientes; y, cuando beban algo venenoso, no les hará daño alguno; pondrán las manos sobre los enfermos, y estos recobrarán la salud.
(Marcos 16:17-18)Una de esas señales era la de poner las manos sobre los enfermos y ver cómo ellos recobraban la salud. Como Iglesia de Cristo somos llamados a orar por los enfermos y a esperar que, conforme a su divina voluntad, Dios actúe.
¿Sana Dios siempre?
No, Dios no sana siempre. Él sabe por qué sana o por qué no lo hace. Él es soberano y sabe lo que es mejor en cada situación. No nos corresponde a nosotros entender la mente de Dios o sus acciones. Pero podemos confiar que en todo, él tiene un plan para el ser humano y un gran anhelo: que recibamos su amor y su salvación.
Por eso él escoge irrumpir en nuestras vidas de maneras diferentes. A veces traerá sanidad física y otras veces nos consolará con su paz y nos hará sentir su abrazo de una forma especial. Pero en medio de cualquier circunstancia podemos confiar en que él nunca nos dejará solos. No olvidemos nunca que la sanidad total la recibiremos en el cielo, cuando estemos disfrutando del cielo nuevo y la nueva tierra. Apocalipsis 21:4 dice:
Él les enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir.
Asegúrate de que tienes a Jesús como Señor y Salvador tuyo. Es por medio de él que tendrás acceso a la sanidad más importante, la que concede el perdón de los pecados y la vida eterna.
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Es en eso momento que Dios va a nuestro encuentro pero nuestro dolor, orgullo y la necesidad de venganza no nos deja escuchar lo que Dios tiene para nosotras.
Hoy para, calla, deja de llorar y levanta tu rostro, Dios quiere que despiertes de la depresión para que puedas experimentar la paz que sobrepasa todo entendimiento.
En medio de la aflicción hay q aprender a confiar de una manera sobrenatural, la fe es la forma como puedes agradar a Dios y así El podra guiarte a un lugar apacible sin contiendas sin miedos sin verguenza. La fe te llena de esperanza y te hace fuerte a las arremetidas del enemigo que viene a ti disfrazado de tu esposo y su amante, de amigas que te aconsejan divorciarte, de orientadores familiares que te dicen que todo está perdido. No escuches al mundo decir lo que el mundo ya conoce. Por qué el mundo está limitado por el orgullo, el ego, la venganza, el deseo, la lujuria, todo lo que te aleja de la Salvación y la vida eterna.
Cierra tus oídos y déjate envolverte por la misericordia de tu Padre amado que quiere llevarte a la tierra prometida. Solo entregale hoy un corazón arrepentido limpio sano, sin más ataduras por falta de perdon. Entregale a Dios tu carga y deja que hoy El se encargue y tú solo gozate del Espíritu Santo que quiere llenar tus carencias más profundas, deja la idolatría a tu esposo y ponte la armadura para ya no más depender de el sino de Dios y luchar por tu familia y matrimonio.
Cuando te sientas preparada y ya no pienses más en el pasado y te concentres en el presente y en tu futuro victorioso por fe Dios comenzará a cambiar tu realidad hoy.
Dios comenzará a escuchar la voz de un corazón entregado, obediente, paciente, que entendió el perdon, un corazón que busca misericordia y sabe ser misericordioso con quiénes no lo merecen. Cuando el vea en ti a esa mujer ahí Dios te escuchará.