Pocos cristianos se dan cuenta que casi todos los problemas en la vida nacen de una indisposición de perdonar a alguien.
Cuando guardamos rencor, buscamos vengarnos, y culpamos otros, acabamos dañando nuestra relación con Dios y nuestros semejantes—y creamos un corto–circuito en nuestra capacidad de vivir la vida cristiana que hemos sido llamados a vivir.
Cuando guardamos rencor, buscamos vengarnos, y culpamos otros, acabamos dañando nuestra relación con Dios y nuestros semejantes—y creamos un corto–circuito en nuestra capacidad de vivir la vida cristiana que hemos sido llamados a vivir.
- ¿Por qué es tan difícil perdonar?
- ¿Debemos perdonar cuando la culpa es de la otra persona?
- ¿Cómo debemos tratar las ofensas repetidas?
- ¿Qué si sentimos que no podemos perdonar porque hemos sido heridos profundamente?
El autor contesta estas preguntas mostrándonos el ejemplo de Dios, el Perdonador Supremo. Cuándo aprendemos a perdonar en la forma que El perdona, entonces conoceremos la verdadera libertad, la paz, y la sanidad emocional.
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